Como una mañana normal, desperté, desperté con la ilusión de ver mi vida distinta y decidí caminar, decidí olvidarme del tiempo, de la tristeza, de lo malo que consigo trae la vida, quise a penas recordar la existencia de los seres que han marcado mi existencia de mágicos momentos; mis padres, mis hermanos, mis amigos, mis verdaderos amigos, un camino en el cual encontré dificultades, tropiezos, disgustos y llanto, hasta que un pensamiento hermoso traje a mi mente.
"Solo triunfan, los que han podido sobreponerse a los duros obstáculos que nos da la vida" de repente descubrí en una cajita de terciopelo, apenada y vergonzosa, tímida, como si tuviera miedo salir de un escondite, era ella, la felicidad, la percibí, la sentí por unos instantes y luego se marchó, tan de prisa, fugaz.
Así es nuestra existencia, llena de bellas rarezas, como si fuera un cofre que tiene ocultas maravillas, desde entonces sé, que debo disfrutar los instantes de felicidad que Dios me da, porque sencillamente, no se sabe cuando, ni en que momento ella va a regresar.